
"Por lo que yo te quiero" (el Potro)
Kirito el espadachín En tu mundo no había árboles ni duendes, sólo lluvias de glifosato y formas de morir bien. Llegué desde otro universo, aunque no había tantas diferencias. Me encontré muy a gusto orbitando sin alunizar. De vez en cuando nos escribíamos con brevedad telegráfica. Un día hice algo que no te gustó nada. Me mandaste una tormenta eléctrica y resistí como pude, entendiendo que mi estoicismo sería suficiente para reconquistarte. Volví a la carga, esta vez con dec

Mutuamente incluyentes
Peromedusa, de Ernst Haeckel No tenía una única piel. Al menos esa es la explicación que encuentro para una fortaleza que convivía con un amplio espectro de sentires. Estallaba en notas de la más alta sensibilidad (piel de antenas de mariposa) mientras los ataques le resbalaban sin hacerle un rasguño (piel de bagre). Tal vez contara con un dispositivo de absorción-protección como diafragma, presto a adaptar su grado de apertura para dejar pasar el alimento y cerrar la puerta

Elegir no ser
Azemichi, a path between rice fields, de Makoto Aida Casarse y tener hijos: “pero yo realmente lo quiero”. Te creo. Y no me extraña. “Entonces dejame ser libre, casarme y tener hijos”. Si no te quisiera, no me importaría que saltees la investigación que tal vez te haga desembocar en otros deseos. Tengo una generación de amigues que no tienen hijes. Tenemos 44, no es que ya no pueda suceder. A la vera de ese -supuesto- abismo, alguna que otra aún será madre, y no pocos varones

Para qué
Notas de Hilma af Klimt Todo lo pensado hoy ya se pensó. ¿Existe una experiencia acumulativa, o hay empresas que deben ser retomadas en cada generación, todo otra vez? Pensar lo mismo que otres pensaron, y llegar con suerte a una conversación que es, por lo menos, incompleta en comparación con la que tuvieron las luminarias de otras épocas. Hacer el camino sin saltear un paso, caer en pozos que se había aprendido a esquivar. Destino de sonámbulos. Les sabies se agarran la cab