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Sentimentalismo





Cómic La ternura de las piedras, de Marion Fayolle



La música que te lleva directo a la emoción. Las películas que te arrancan las lágrimas. Las novelas que te arrinconan en la compasión. Los artículos que no dejan otra escapatoria que indignarse. Los gestos que aprietan el botón de la ternura. Las expresiones que detonan el deseo sexual... Desconfío de todo esto.


No juzgo su utilización estratégica. ¿Quién no se descubrió intentando manipular esa materia sutil y poderosa que son las emociones? También comprendo que toda venta emplee el sentimentalismo como herramienta. Sólo estoy atenta: lo agradable, lo bello, lo rápido, lo fácil, me ponen en guardia.


Al sentimiento le viene bien una revisión a contrapelo. ¿Qué viene primero, la tristeza o la lágrima? Renata Coura me enseñó que al llanto, que es la emoción, le ponemos un nombre: tristeza, alegría, espanto... dependiendo de la situación en la que estemos justificamos nuestras lágrimas con un motivo u otro. Y así transformamos esa emoción en sentimiento. Casi siempre esa operación es inconsciente y, agregaría, condicionada.


Escribe Pascal Quignard, en "El sexo y el espanto": el sentimentalismo es ese vínculo extraño en el que quien tiraniza es la víctima.


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