Ilustración de Esteban París
No te prepares. No te protejas de antemano. No pagues el precio de sustraerte a esa ola que puede, sí, hacerte tragar arena, pero también dejarte con esa embriaguez de no saber por un momento dónde están la costa y el cielo. No te pongas a resguardo de la lluvia. No te abrigues de más.
No te duermas tan pronto. No regales una taza que diga “keep calm and…”, no calmes a nadie. Más bien encendé la mecha. Hay mucha más energía contenida en una chispa de terror, de vértigo, de incinerante deseo, que en toda una vida anestesiada.
¿Qué vas a hacer cuando venga el verdadero tsunami, el mazazo que te parta al medio? Antes de tener evidencias de cualquier temblor, vas a detectar el éxodo de los pájaros y la marcha de las fieras, escapando de un peligro invisible. Y al igual que ellas, vas a encontrar el coraje de retirarte.
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