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Infelizmente no podemos




Home Décor, de @barbaradanielsart



Conozco a una persona que educó a sus plantas para que vivan solas. Sin riego humano. Así viven las plantas y los animales en estado natural. En cautiverio, los cuidados humanos son indispensables. Los seres en cautiverio nos capturan. (Cuidado).


Nosotras en cambio, las gentes, no tenemos estado natural (en el sentido de poder vivir sin cuidados). Las personas menos atendidas son escasas. Nuestra subsistencia es frágil si no formamos parte de una red de seres humanos… ¿no están acaso los hongos y las plantas y los animales en red? Claro, pero da la sensación de que podrían arreglárselas perfectamente sin nosotras. Y no viceversa.


Jugando a ver quién depende de quién, pareciera ser que somos una especie muy dependiente que al mismo tiempo “dependiza”: cuando lo viviente entra en nuestro ámbito (plantas, perros, gatos, otras personas) paga el precio de la domesticación, que es la dependencia.


En nuestro caso, cada palmo de independencia conquistado es terreno de disputa con un orden que distribuye los significantes de manera inevitablemente interesada: ¿saber manejar te libera o te ata?


Cortázar, en una de sus Historias de cronopios y de famas, me enseñó que si me regalan un reloj, seré yo la regalada. El abrazo permanente de su malla deja de ser una elección y una se vuelve objeto del objeto. Transfiérase libremente al auto, al celular, a la computadora… nada en este mundo es inocente de nuestro toque "dependizante", que en el mismo acto nos vuelve cautivas.


DeRose me enseñó a no creer. Cuando llegan los dones de la vida, las tentaciones, los aparentes desafíos que al ser superados se vuelven mágicamente conquistas, voy munida de estos aprendizajes. Y de uno más que él enseñó, el uso del precepto moderador: no creo poder escapar a toda dependencia, entonces que las que vengan sean de las menos tiranas.

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