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Foráneo


At the first clear word, de Max Ernst



No parece haber nada de humano en esta naturaleza. A tal punto que nos sorprendió ver a un humano, el elemento foráneo. La sangre de mi herida.


Todos los seres se agrupan por categorías basadas en ciertas afinidades, pero ¿quién las eligió? "Estas sí, otras no". Tengo en común con la cigarra que el sol rajante me arranca unos sonidos. Y no por eso... Hay tal presencia de singularidades en los individuos de una misma especie que se hace difícil esperar un determinado comportamiento, y acertar.


Me acerco a la cigarra, la miro adivinando que en cualquier momento da un salto y se aleja. En vez de eso, sale volando. Pienso que mi idea de lo que puede una cigarra es equivocada, que no sabía que las cigarras volaran. Y enseguida conjeturo que sí, que todas vuelan y simplemente yo estoy tan lejos de conocerlas.


Llegada cierta hora de la tarde ellas callan y quedan los grillos. Un sonido más agudito, más intermitente. Asocio con el código morse y con los códigos que eventualmente manejan los bichos, hechos de sonidos y hasta de luces. La repetición y combinación binaria de sonido o luz y su ausencia tiene el potencial de crear un lenguaje tan complejo como los ceros y unos que son la base de la informática. Tal vez estos lenguajes ya existan, y muchos otros, basados en impulsos tan mínimos que no los percibimos.


Cae la tarde con nubes en la bahía. Proliferación de mensajes en la atmósfera. Me pregunto si existe la soledad para las demás especies.

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