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El poder en mi lugar

  • Foto del escritor: Yael Barcesat
    Yael Barcesat
  • hace 11 minutos
  • 2 Min. de lectura

Círculos en círculo, de Wassily Kandinsky
Círculos en círculo, de Wassily Kandinsky


El poder, en mi lugar, es ejercido desde el centro de un círculo. Eso implica que cada miembro se encuentra en una posición equidistante en relación con la autoridad máxima, que es rotativa. 


Hay un valor en la edad, es decir que a medida que van envejeciendo las personas alcanzan lugares más relevantes en sus clanes. Por otro lado, para ganar autoridad no basta ir envejeciendo si nunca en la vida se movió un dedo por el bien de la comunidad. La información se cruza: dedicación, antigüedad, capacidad de resolver conflictos, son ingredientes que construyen la autoridad ganada. 


La vejez en el mundo patriarcal es un deseo de nada, un horizonte vacío, una pérdida de ascendencia en la familia y en lo profesional, una lenta declinación de accesos. La ancianidad en las sociedades matriarcales es un in crescendo de autoridad ganada y, como en ellas más poder equivale a más trabajo, opera un paradigma totalmente distinto en relación con la edad. 


La imagen del círculo también sirve para ilustrar el mecanismo de consenso, en que las opiniones de los integrantes están equidistantes de la toma de decisiones. No es que la opinión de quien tiene la máxima autoridad tenga el mismo peso que la de una infancia, pero todas las personas que integran el clan son parte de las decisiones importantes. Y puede ser que cambien de idea si hay una sola opinión distinta. La gente más distante del núcleo (por falta de edad o de participación) aporta una mirada que es valorada por venir de las márgenes del paradigma, no tan moldeada por los modos habituales de hacer las cosas en su comunidad. 


Para escuchar esas opiniones hace falta el ejercicio de la actitud afirmativa: que la primera reacción ante una propuesta divergente sea “¡dale!”. Eso incluye ablandar las propias categorías y elegir ceder. Es preferible no alcanzar el consenso que imponer una voluntad. Tomar decisiones por consenso puede llegar a ser mucho más lento que en una democracia representativa. Pero ciertamente hay menos chance de que alguien quede atrás o afuera. La representación tiende a solapar la individualidad y con eso ciertamente se avanza pagando un costo. El consenso matriarcal demora más tiempo, pero resiste como un elástico, sin la solemnidad irrevocable de las votaciones. 

El poder en mi lugar

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