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Culpa, justicia y otras creaciones




Heracles, Cerbero y Hécate



Si tu forma de llamar la atención es con patadas, te vas a quedar pateando en la oscuridad, sin compañía. Me corro porque en una de esas la ligo. Tal vez se te pase. La clave es mantenerse incólume. No sentir culpa. ¿Culpa por qué? ¿Por no establecer un diálogo con quien está con los guantes de box calzados?

No sentir culpa, entendido. Lo próximo es no generar resentimiento, porque todo esfuerzo sostenido por demasiado tiempo carga consigo ese germen, y el esfuerzo de no sentirse en deuda cuando la otra persona hace todo para que nos sintamos culpables es gigantesco.


Próximo paso: saltear el berrinche y no juzgar a la otra por sus dichos y hechos en ese estado. No por bondad o compasión, sino porque solo reseteando nuestros propios juicios le permitimos que se resetee también en sus conductas. Es darle la chance de reinventarse. No todo merece ser rescatado del olvido todo el tiempo.


Sólo si dan muchas ganas, hacer un regalo. “¿Cómo? ¡No es justo!” Dado que la justicia es una abstracción humana, al menos usémosla para las buenas relaciones humanas: es “justo” dar algo a quien siente que perdió, porque pasó por un momento pésimo. Aun cuando nos haya arrastrado un poco en su locura. ¿Y para nosotres? Si llegamos hasta este punto, no necesitamos ningún regalo.

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