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Coreografiar


Técnicas de danza del año 1700, por Raoul Feuillet en su libro Chorégraphie



La palabra "coreografía" alude a la escritura de la danza, a movimientos organizados, a hacer algo que fue planeado antes.

 

Hacer planes da mucha satisfacción. Es algo químico. Si la satisfacción proviene del plan, si se produce una saciedad después de planearlo todo, ¿qué necesidad habría de concretarlo? Claro, son dos saciedades muy distintas. Me llené de planes y ahora tengo una sensación de misión cumplida, puedo dormir en paz. O: hice todo lo planificado, que nunca sale exactamente como estaba en el papel, y ahora puedo celebrar.

 

También está el terror-placer de tener que improvisar. Hace falta una alta dosis de entrega a las potestades del momento, el coraje (o la irresponsabilidad) de soltar el control. Hay más probabilidades de que falle, pero también de arribar a tierras desconocidas.

 

¿Por qué especializarse en planificar, en hacer o en improvisar? Anticiparse todo lo posible no impide habitar el instante. Arremangarse para la construcción no es sinónimo de matar el juego. Me gusta hacer una trenza: planificar-hacer-improvisar, y otra vez la una y la otra y la tercera..., la experiencia se va sumando como en una trenza cosida, que incorpora mechones en cada nueva vuelta.

 

Ver nacer una idea, llevarla a su concreción, salir del brete ante los imprevistos cuando haga falta: la trenza infinita de la creación. Al terminar, buscamos una nueva cabellera.

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