Caja verde de Marcel Duchamp
Hacemos siempre algo de ruido, no importa cuánto nos esforcemos por silenciarlo.
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Los elementos materiales que usamos cotidianamente conforman un exocuerpo. Los anteojos o el celular, por ejemplo. Podemos tratarlos como invasores, como partes del cuerpo, como visitas momentáneas… Me sirve pensar en el celular como en mi dedo pulgar: puedo usarlo para encender un fuego o chupármelo hasta que la piel se me arrugue.
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Hay días en que se van acumulando piedras en el zapato. Normalmente sigo andando y siento cómo va formándose una suela bajo mi pie. Algunas veces puedo sacarme el zapato y dejar la caminata para otro día. En raras ocasiones pienso en cambiar de zapato y de ruta. Sopla entonces un viento fuerte que me hace tambalear, pero la estabilidad no es más que acomodaciones constantes.
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“Te estás excediendo” implica unos límites bien definidos. ¿Cómo conocerlos fuera de los marcos institucionales? ¿Cómo exigir de las demás personas una noción a priori de hasta dónde llegar? Es inútil. Vamos a tener que hacer el trabajo sucio de explicitar por un lado y tantear por el otro, mostrar a quien no tiene ojos un terreno que vislumbramos con dudas y desarrollar los demás sentidos para apreciar en la oscuridad una frontera desconocida.
