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La economía del tiempo


Foto de Uwe Zucchi/dpa

-¿Hiciste la cama?

-Sí, porque estamos de vacaciones.

Nunca tiendo la cama en mi casa, salvo cuando recibo visitas. Simplemente no lo siento necesario. Pero al sentir que tenía tiempo lo hice, y me gustó. Eso me hizo pensar en la economía de mis actividades, y los motivos profundos o superficiales que las animan.

Otras modificaciones me llamaron la atención en estas vacaciones: en vez de tomar un baño a la mañana, lo hice al atardecer, antes de abrigarme para ver el sol poniéndose entre las sierras. Al segundo día también la mañana me sorprendió con una sensación de urgencia de estar al aire libre, sin tiempo para una ducha previa. La falta de convivencia con otras personas diluye algunos hábitos que sólo tienen sentido en sociedad, como peinarse o maquillarse. El encuentro del cuerpo con el agua, sin embargo, se revela como una necesidad más allá de toda exigencia social, un deseo físico diario.

El teléfono celular, compañero de andanzas laborales, filosóficas y amistosas, lugar de encuentros casuales y de ejercicio de la responsabilidad, mostró su faceta más pesada, pero no tuve agallas para dejarlo apagado. Leí en estos días a Levinas, que escribe que la responsabilidad viene antes que la libertad y que la relación intersubjetiva es una relación asimétrica. “En ese sentido, yo soy responsable del otro sin esperar la recíproca (...) La recíproca es asunto suyo (...) El yo tiene siempre una responsabilidad de más que los otros” (Levinas 2000 82-83). Me conquistó por completo, porque siempre supe que el requisito para sentirme libre es ser responsable.

¿Es posible desconectarse del celular sin desconectarse de la responsabilidad? Claro. Sólo tendría que haberlo planificado con cierta anticipación, redoblar el cuidado responsable antes de viajar, para no dejar ningún agujero. Entonces, dado que no estuve tan previsora, trato de revisarlo lo mínimo indispensable, una vez al día de preferencia. Me lleno de alimento sensorial del afuera, de paisaje y experiencias, y después estallo repartiendo esa data para todos lados, una vez al día. Al día siguiente recibo las respuestas.

Hay cosas que solo hago en las vacaciones, como tender la cama, no usar maquillaje o dejar durmiendo el celular por horas. Hay que ver cuáles de esas costumbres me acompañan en el retorno a mi rutina.

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