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Al margen

Del artista urbano Dran

¿Hasta qué punto lográs respetar la libertad de un ser querido que te excluye? Me parece la más sublime demostración de amor cumplir con un pacto de distancia, no atravesar el espacio hacia la frontera, ni siquiera acercarse a ese límite.

En las películas, cuando alguien pide que no se le hable, que no se le escriba, que no se lo toque, es para generar una tensión dramática y provocar la acción contraria a través de la advertencia. Escuchamos la advertencia y nos parece una obvia tentación a transgredir. Casi adivinamos los próximos pasos del personaje que escuchará la llamada y vulnerará la frontera.

En la vida real existen infinitas variables que impiden sacar conclusiones. Si alguien te pide que no le hables, es posible que desee exactamente eso. También hay una chance de que esté especulando con tu comportamiento hollywoodianamente condicionado, o de que esa misma persona actúe por efecto de tal hechizo. En cualquiera de los casos, es tanto mejor escuchar y respetar. Es tan agradable escuchar “no quiero esto” y ser capaz de cambiar los planes. La frustración o el dolor son males menores en comparación con el amor que se manifiesta al acatar una solicitud de este tipo.

Te quiero y te extraño, pero no voy a recorrer un espacio vedado hasta que me des tu okey. Y si no llega nunca, me iré a visitar otras tierras. Y si esas otras tierras no me agradan tanto, volveré a mirar estas de más cerca, cuidándome bien de no entrar sin invitación.

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