Cartel en los baños para personas no binarias, en la universidad vasca
⎼¿Qué estado te gusta más, la pareja o la soltería?
Silencio.
⎼¿…Tengo que elegir?
⎼Obvio. Una o la otra. No se puede tener todo.
⎼¿Por? Me encanta tener pareja. Me encanta estar con alguien que conozco, compartir esa complicidad y esa descontracción que sólo tenés con las personas con que viviste muchas experiencias. Sentir un amor que crece con cada acto, que se manifiesta en los gestos cotidianos, que hace de cada pequeño signo una oportunidad de encariñarse más. Me gusta dormir sola y saber que tengo pareja, que hay una persona en otro lado a la que puedo extrañar, y que en breve voy a reencontrarla. Me gusta también sentir que nada es eterno ni garantizado, seguir seduciendo a mi pareja, aunque sin histeria. Seducir principalmente con los buenos momentos, con los climas risueños.
Me encanta estar soltera. Tener una cantidad de opciones, decidir explorarlas todas o ninguna, en diferido o en simultáneo. Me gusta la sensación de flotación, de que todo es posible, de que al final del día puedo terminar acompañada o no, acostarme en la cama con la felicidad en la piel de pensar en toda la gente que me gusta, y en lo que quiero compartir con elles.
¿Por qué tengo que elegir? ¿No será otro de esos binarismos en los que vivimos encarcelados, debatiéndonos como si fueran estados enemigos, en vez de integrarlos en una convivencia posible y enriquecedora para ambos? Cuanto más observo a mi entorno, más me convenzo de que no existen los estados puros. Nos enamoramos, nos entrelazamos, nos comprometemos, nos engañamos, nos separamos… somos impuros, somos mixtura. A partir de esa constatación, en vez de vivir en una puja interna, podemos caminar hacia una multiplicidad de formas de relacionarse con otres. Con un poco menos de certeza y un poco más de adrenalina, es verdad.