Purple atmosphere, de Judy Chicago
En la búsqueda de libertad te deparás con muchas respuestas posibles. Vos querés explorar el terreno de la sutileza, porque lo grueso ya fue conquistado, y ahí descubrís que no es más fácil, sino más difícil. Cada pasito para avanzar desde la base se vuelve más arduo.
“No es para tanto” es lo que más escuchas y lo que más te anula. Te hace sentir que sos quejose, que no tenés derecho a pretender tanto, que exagerás, que hay personas que no tienen qué comer… Es un comentario disuasivo que te hace quedarte en el molde. Y por ahí muches se quedan, rumiando sus anhelos y considerándolos inalcanzables por demasiado ambiciosos.
Cuando me pregunto cómo hacer para combatir el “no es para tanto”, vuelvo como un boomerang y examino mis propias respuestas, pienso en las veces que yo tengo esa percepción de que le otre exagera, de que su incomodidad no tiene fundamento. Me quedo callada sopesando la cantidad de oportunidades, declaradas o no. Y son un montón.
Mi análisis cambia el foco. Ya no me importa tanto hacer que les otres piensen distinto, me preocupa cómo transformarme. Aquella persona que yo era y conocía fue siendo sustituida gramo por gramo, día por día, y aun así no es suficiente. Hubo un recambio total de células, un reemplazo masivo de las partes ínfimas de la materia, pero el todo continúa con sus características reconocibles, con sus talentos y sus miserias.
Hay algo que celebrar: mirar hacia afuera me trajo hacia adentro, querer cambiar a les otres me hizo volver hacia mi propia transformación. Si descubro cómo lograrlo voy a estar más cerca de enseñarlo.