Der tiger, de Franz Marc
Estas son las notas que me escribo a mí misma, como si me fuera dejando postits por ahí. Primero me aterraba la contradicción, después la repetición. Hoy en día, librada de esos temores (acertada o equivocadamente), apenas escribo y confío. Lo cierto es que los títulos no se repiten, que es lo que puedo corroborar fácilmente. Tampoco se contradicen. Es un misterio: ¿cómo y por qué? En los seres humanos, me sorprende la coherencia, cuando no es premeditada, más que cualquier otra cosa.
………………………………………
Voto por la libertad. Ante el dilema de permitir o no, voto por permitir. Voto por aprender ensuciándonos un poco con las manos en la masa, voto por buscar la madurez y salir del corralito. Muches pasaron por eso y se las arreglaron, cuando la puerta se abrió hubo algunas caídas y golpazos, pero nada que no se resuelva con un poco de experiencia.
………………………………………
Les perdedores se retiran en silencio. Hacen su duelo en soledad, no es compartida la emoción como cuando se festeja. Los días vuelven a su opacidad habitual, a no ser que otra cosa despierte en otro lado. Y eso es lo que me alienta de la situación de perder: ante la desaparición de lo que parecía más importante, necesariamente surgen otras cosas en las que enfocarse, es así como funciona la naturaleza, emparchando el vacío. La despiadada indiferencia de la naturaleza.