top of page

Rebote


Dame! de Francis Picabia

Por qué me ignorás. Por qué no me lo decís directamente.

¿Cuántas veces te rechazaron en la vida? Si sos de esos afortunados a los que casi nunca han rechazado, no te imaginás lo bien que te vendría que alguien no quiera, o que no pueda, o que no esté.

El rechazo es fuente de preguntas, de maquinaciones también, pero puede ser muy bien aprovechado para dos tareas: el autoestudio, que consiste en mirarte de afuera, descubrir cosas para mejorar; y el ejercicio de la humildad, que pone a prueba tu capacidad de actuar como vos querés aún en circunstancias adversas.

Ante el rechazo tendemos a vengarnos, el orgullo insano aflora, nos mueve a la reacción aunque el que nos rechaza sea un muro impenetrable. Y el descubrimiento es que no precisamos alterar nuestra naturalidad para responder a nada. El rechazo del otre puede deberse incluso a desinterés. Aceptémoslo, sigamos adelante, usemos ese sentimiento para pulir nuestras aristas.

Están también quienes tienen que rastrear en su memoria porque no identifican registros de chocar contra una pared. Son afortunades, porque de alguna forma convirtieron el rebote en impulso para saltar más alto.

bottom of page