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Como si fuera esta noche


Fotograma de la película Arizona dream (en la cual en un momento se canta el famoso bolero)

Algunas mujeres deben haber entrado al convento para estar tranquilas y pensar. ¡Hay tanto sobre lo que pensar! Y también están las mieles de no pensar.

Se sufre un poco mirándolas. Yo no puedo, no podría restarme a la sexualidad manifestada. Al menos ya logré concebir (presenciar) la felicidad asexual. Todos mis prejuicios derruidos.

“No puedo perder tiempo con eso”. Tiempo perdido o tiempo ganado, depende para quién en qué momento. Por momentos, no puedo perder tiempo con nada, aunque el precio de eso es que también me pierdo de ganar algunas cosas vitales: vínculos, oportunidades, sorpresas, lo mágico...

Igual son grandes épocas, esas en las que siento que no puedo perder un minuto. Irrigan el año entero. Sólo hay que considerar una condición: es necesario llegar vivo para comprobarlo. Y morir es muy fácil. Como dice el Profesor DeRose, para morir basta estar vivo.

¿Cómo entonces reunir sin contradicción esos dos abordajes? ¿Es posible arar la tierra sin descanso y vivir como si fuera esta noche la última vez? Es cuestión de empezar a probar, de abrazar la propuesta, de volverla idea fija, obsesión en el mejor de los sentidos posibles, alarmarse si no hay disfrute (tantas alarmas inútiles activamos, esta sería imprescindible).

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