La mente estudiando a la mente
De los creadores de “Old Soul” va este recurso salvador para cuando uno está como un pelo al viento, y no en el mejor de los sentidos: hacer algo muy chiquito, dentro de cuyos límites cercanos te sientas a salvo.
El mar del pensamiento es fascinante hasta que no hacés más pie y no ves tampoco ninguna costa. Si en ese momento la emoción lo acapara todo, empezás a bracear desesperado y desperdiciás tu energía sin avanzar gran cosa. Pero en lo cotidiano, cuando estás en cualquiera, es muy conveniente delimitar el espacio y el tiempo, a través de la tarea más ordinaria, pero que en ese momento tiene el poder de dar descanso a una mente atribulada.
Claro que es pasajero. El mecanismo mental se las ingenia para volver a filtrar sus dudas socavando la momentánea estabilidad. Pero no hace falta apresurarse en ir a la batalla, porque pocas veces el pensamiento resuelve. En general se muerde la cola como la serpiente Uroboros.